Los 12 Espías
Uno de los capítulos más dramáticos de nuestra historia es el de los
doce espías que Moisés envió desde el desierto en anticipación a la conquista
de la tierra de Canaán (Números, caps. 13,14).
Mandó un representante de cada tribu, de hecho fueron los príncipes de
cada tribu, y les pidió que vieran cómo estaba la tierra y el pueblo que la
habitaba: ¿Era fuerte o débil? ¿Poco o muy numeroso? ¿Era la tierra que
habitaban buena o mala? ¿Eran las ciudades fortificadas o abiertas? ¿Era la
tierra fértil o infértil? ¿Tenía algún árbol o no? Finalmente les pidió que
trajeran muestras de las frutas de la tierra.
Luego de cuarenta días de recorrer la tierra los espías volvieron al
desierto con el informe.
Diez de ellos, con excepción de Iehoshúa y Calev, dijeron lo
siguiente:
“Es, en realidad, una tierra que mana leche y miel; he aquí una
muestra de sus frutas. Pero es una tierra habitada por gigantes. Nosotros nos
mirábamos como si fuéramos langostas [a lado de ellos] y así también nos
miraban ellos. Es una tierra que traga a sus habitantes. No podremos
conquistarla.”
El pueblo, al escuchar semejante informe, reaccionó quejándose a
Moisés por haberlos sacado de Egipto.
Como consecuencia del informe negativo de los espías y la reacción del
pueblo D-os determina que los diez espías que hablaron mal iban a morir.
Asimismo todo aquel que tenía más de veinte años al salir de Egipto iba a morir
durante los próximos cuarenta años que el pueblo judío iba a deambular por el
desierto como castigo por su reacción.
Análisis
Cabe preguntarse: ¿Cuál fue el pecado de los espías? ¿No es que Moisés
los mandó para que trajeran un informe justo de lo que veían? ¿No fue eso lo
que efectivamente hicieron? ¿Por qué fueron castigados?
Encontramos muchas explicaciones al respecto.
La explicación más sencilla es que Moisés no les había pedido que
opinen si la tierra era conquistable o no; simplemente los mandó para que vean cómo
sería la mejor manera de conquistarla. Al agregar que “era inconquistable”
sobrepasaron el mandato de su misión.
Pero, hay que entender: ¿cómo es que los espías, hombres de gran nivel
espiritual, que habían presenciado las milagrosas plagas de Egipto y la
partición del mar, duden, de repente, de la capacidad de D-os de ayudarlos a
conquistar a los gigantes de Canaán?
Las enseñanzas Jasídicos explican que la clave está en las palabras
“es una tierra que traga a sus habitantes”. Los espías temían que debido a que
era una tierra muy fértil, al entrar a la tierra, los judíos se iban a ocupar
demasiado con su cultivación. Mientras estaban en el desierto, podían dedicar
su vida a la espiritualidad, pero una vez que entrarían a la tierra fértil de Canaán,
iban a ser demasiado absorbidos en el trabajo físico y terrenal.
¿No será esta una preocupación genuina y noble? ¿Por qué castigar a un
grupo de gente que prefiere que el pueblo judío se dedique a la vida espiritual
en vez de la material?
La respuesta es que dicha actitud contradice toda la razón de ser de
la creación del mundo en general y los principios del judaísmo en particular.
D-os creó un mundo físico no para que nos huyamos de él, sino para que lo
trabajemos, lo sublimemos y lo utilicemos para servirlo. El objetivo de la vida
no es quedarse en el desierto de la espiritualidad, sino entrar a conquistar y
utilizar el potencial que la tierra habitable nos proporciona para servir a
D-os.
En el judaísmo no hay una dicotomía entre lo material y lo espiritual.
Ambos fueron creados por el mismo Creador y su objetivo es ser utilizados para servirlo.
Las Dos Excepciones
¿Cómo es que dos de los doce espías, Iehoshúa y Calev, se salvaron del
complot?
Ambos entendieron algo que los demás ignoraban. Moisés no los mandó a
espiar porque necesitaba de su información. Moisés los mandó para que vean con
sus propios ojos la realidad de la cual él ya sabía: era una tierra bendecida
que iban a poder conquistar fácilmente. Había enviado espías para que el pueblo
judío prosiga con la conquista basándose en el informe racional de los espías y
no simplemente en la fe ciega.
Iehoshúa, quien estaba destinado a heredar el lugar de Moisés, fue
bendecido especialmente por Moisés antes de salir en la misión para que no
caiga en manos del complot. Calev, el otro espía que se salvó del complot, fue
a rezar a Jevrón, en la tumba de los patriarcas, para que intercedan por él
para que no caiga en el complot de los compañeros.
Hete aquí una enseñanza muy importante. La presión social es una
presión muy fuerte. Es muy difícil actuar diferente a los amigos de uno. Tomar
una postura que contradice a la de los compañeros, y ni hablar si son líderes
de opinión, requiere una bendición especial. Requiere una abnegación para dejar
de lado la comodidad personal y hacer lo que D-os quiere.